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Sesión Displasia del Desarrollo de la Cadera

Desarrollo de la Cadera

El Dr. José Luis Osornio Ruiz, especialista en Cirugía Ortopédica Pediátrica, presentó la ponencia durante la cual explicó que esta es la dislocación de la articulación de la cadera que se presenta al momento de nacer, por lo que afecta a bebés o niños pequeños.

Señaló que es un padecimiento común que puede presentarse hasta en 1 menor por cada 500, sin embargo, en muchas ocasiones no existe un diagnóstico o detección oportuna, lo que les provoca afectaciones como cojera, tener una pierna más corta y dolores cuando van creciendo.

El Dr. Osornio Ruiz, destacó la importancia de contar con las herramientas de diagnóstico y detección oportuna para evitar que el tratamiento de esta afección llegue a la cirugía.

“Nacen con problemas anatómicos de inestabilidad pero no totalmente luxados y que poco a poco se van separando la cabeza del fémur del acetábulo, hasta que hay una separación completa”, resaltó, por lo que enlistó algunas de las maniobras o herramientas para su detección oportuna.

Cabe recordar que la displasia congénita se presenta de manera común en niñas, pudiendo ser 7 casos por cada niño que la padece y que existen factores mecánicos como el nacer con presentación pélvica o que por alguna otra situación, la articulación está inestable y la luxación se da en las primeras semanas.

Detección de la Displasia del Desarrollo de la Cadera

El especialista en Cirugía Ortopédica Pediátrica aseveró que el ultrasonido es la mejor herramienta para diagnosticar, ya que permite realizar diversas maniobras luxatorias sin provocar dolor al menor y apreciar de manera adecuada la cabeza del fémur, el acetábulo y que este último la abrace de manera adecuada. Dijo que el ultrasonido permite hacer la detección en consultorio y sin exponer al recién nacido a las radiaciones de los Rayos X.

Señaló que también se realizan las maniobras de Ortolani y Barlow, sin embargo, estas son de muy baja sensibilidad, por lo que podría pasar desapercibida la lesión.

Respecto a los Rayos X, recordó que, en un recién nacido, la cabeza del fémur no es visible, debido a que la osificación comienza hasta el tercer mes de vida, por lo que detectar la luxación por medio de este estudio es complejo, mientras que el ultrasonido permite apreciar d emanera adecuada la cabeza femoral, los componentes acetabulares, la cápsula articular y la sinovial; mientras que en una radiografía no podríamos observar si realmente se luxa o no la cabeza del fémur y realizar la detección temprana.

El Dr. José Luis Osornio destacó que la posición correcta de esta articulación es, como señala Graff, como si el brazo fuera el acetábulo y se tuviera una pelota grande a la que no se debe dejar caer, por lo que si existe la displasia, la cabeza del femur se va a soltar y luxar.

Agregó que por medio del ultrasonido se pueden observar inestabilidades y el movimiento de la cabeza femoral que empieza a separarse.

Para el diagnóstico oportuno, comentó que en los primeros días del recién nacido se puede apreciar un pistoneo, por lo que hay que citarlos nuevamente a las 4 semanas, cuando comúnmente ese pistoneo desaparece, pero en caso contrario, la displasia va evolucionando, por lo que hay que iniciar el tratamiento.

“Es difícil hacer el diagnóstico con nuestras manos…, hay niños siempre en espera por tratamiento de padecimientos displásicos, por lo que hay que buscar los signos más comunes como el Signo de Galiar, donde vemos una pierna más corta que la otra al tener flexionadas las rodillas, que cuando se presenta ya la cadera está luxada y existen maniobras de Barlow y Ortolani muy francas, que significa que vamos ya muy tarde” recalcó y dijo que en esos casos hay que hacer reducciones abiertas, donde se hacen alineaciones de partes blandas, capsulotomías o volver a introducir la cabeza femoral a su acetábulo, acetabuloplastías para cerrarlos por medio de ostiotomía pélvica para que abrace la cabeza del fémur o incluso poner un clavo en la cadera y encerrar a un niño de un año o año y medio en espacios totalmente reducidos hasta que cicatrice.

“Siempre hay que pedir un estudio que tenga una sensibilidad adecuada y especificidad, además de ser accesible”, enfatizó.

Diagnosticar a tiempo

El especialista aseveró que hay que hacer desde el principio las medidas y pruebas necesarias para la detección oportuna, ya que aún se enseña a los estudiantes que cuando las maniobras de Barlow y Ortolani no aparecen como signos, es que todo está bien, cuando estas pruebas no son suficientes, por lo que hacerlas de manera conjunta con ultrasonido permitirá apreciar correctamente si existe la displasia y tomar las medidas o el tratamiento adecuado a tiempo.

Destacó que en México, a partir del 2016, cambió la Ley y en los artículos 61 y 64 de Salud, se empieza a hablar de que todo niños tiene derecho a la realización de tamices, sin especificar de quién será la obligación, si del estado o de quién, pero que contempla a la atención a la displasia del desarrollo de la cadera durante el crecimiento, puntualizando que se debe realizar la ultrasonografía o la radiografía anteroposterior de pelvis.

“Ya hay una cuestión hasta legal, donde le papá puede llegar a decir, ¿por qué no se le diagnosticó oportunamente si en la Ley se describe que se debería hacer?

 

Recomendaciones: 

El ortopedista pediátrico consideró que muchas de las cosas en medicina se hacen con costumbrismo o tradición, y ejemplificó que el tamiz metabólico se empezó a implementar hace unos 25 años con la finalidad de detectar endocrinopatías comunes en niños, aun siendo un padecimiento que se puede encontrar 1 caso en 3 mil, mientras que la Displasia del Desarrollo de la Cadera tiene una frecuencia de 1 caso por cada 500 recién nacidos, por lo que hay que recordar brindar la atención y detección temprana.

Recalcó que en caso de no detectarse a tiempo la solución es la cirugía, pero que ese pequeño que fue operado, cuando alcance la edad de los 40 años podría sufrir una artrosis de cadera y requerir hasta una prótesis.

“Nosotros como pediatras, nuestro objetivo es que la cadera que está afuera, debemos introducirla, que no se luxe, que el niños pueda caminar; como ortopedistas pediatras dejamos de ver al niño cuando deja de crecer, la pelotita se la pasamos al que hace artroplastia, hasta el 30 o 40 por ciento de los casos por la falta de la detección oportuna.

Por lo anterior, recomendó implementar una estrategia sólida para la realización de ultrasonografía en cada recién nacido y dejar de lado ese pensamiento de que si al niño no le truena no tiene nada, por lo que, como la escuela europea dice, a todos los niños se les debe hacer un ultrasonido, o lo que recomienda la escuela americana, donde es obligatorio que todo paciente con antecedentes familiares directos de displasia de cadera, una presentación pélvica o exploración física anormal, se le deba realizar uno.

Otras recomendaciones fueron que el ultrasonido de cadera deba hacerse en los primeros 4 meses de vida, porque si se encuentra la Displasia del Desarrollo de la Cadera en ese tiempo, la posibilidad de recuperación mediante el tratamiento como un arnés de Pavlik, es del 90 por ciento, mientras que después de los 4 meses de vida la posibilidad de recuperación disminuye al 40 por ciento y después de los 7 meses es sólo del 20 por ciento.

De ahí la importancia de la detección oportuna y el uso del ultrasonido para el diagnóstico temprano, finalizó Osornio Ruiz.

 

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