La prueba de esfuerzo es un estudio que se utiliza para diagnosticar la enfermedad arterial coronaria; ésta permite ver el funcionamiento del corazón durante el ejercicio. Durante la prueba de esfuerzo, también puede realizarse una ecocardiografía o pueden inyectarse radioisótopos en la corriente sanguínea. Con estos estudios es posible obtener más información sobre la estructura y el flujo sanguíneo del corazón.
Durante la prueba de esfuerzo, se llevan en el pecho pequeños discos de metal “electrodos”. Los electrodos están conectados a cables llamados «derivaciones» que a su vez están conectados a una máquina que tiene una pantalla de televisión que registra la actividad eléctrica del corazón. Esta pantalla también puede mostrar imágenes de un ecocardiograma de esfuerzo y una prueba de esfuerzo con isótopos. A través de ésta, los médicos pueden registrar los latidos del corazón mientras el paciente realiza ejercicio.
Antes de iniciar la prueba, los médicos registrarán su presión arterial y su pulso. Así como la actividad eléctrica del corazón antes de que comience a hacer ejercicio (lo que se denomina «ECG en reposo»). También, llevará puestos los electrodos durante el ejercicio y después del ejercicio.
En la prueba, le pedirán que camine sobre una banda. Cada 2 o 3 minutos, el especialista subirá la velocidad para simular la sensación de caminar, de esta manera podrá detectar cambios en el trazado del electrocardiograma y en los niveles de presión arterial, lo cual podría indicar que el corazón no está recibiendo suficiente oxígeno. Otros síntomas de enfermedad arterial coronaria incluyen dolor en el pecho o una falta de aliento desacostumbrada al hacer ejercicio.
Al termino de la prueba, se le indicará una fase de relajación durante la cual le pedirá que se acueste, se siente y descanse.
Fuente: Texas Heart Institute