Hoy se celebra el Día Mundial de la Internet, el cual es una excelente oportunidad para plantear el cómo la red ha influido en la relación médico-paciente, así como en los hábitos de salud de las personas; todo a través de páginas web de salud, correos electrónicos, mensajes de Whatsapp, redes sociales, el comercio electrónico, entre muchos.
Cada ves es más una realidad el que “el paciente informado”, ante cualquier padecimiento y antes de acudir al médico, utiliza su computadora o dispositivo móvil para encontrar información sobre sus síntomas, las posibles enfermedades que sufre y hasta los tratamientos más avanzados; a fin de poder contrastar dicha información con su médico o los especialistas, en el mejor de los casos. En el peor de ellos, ya ni siquiera acude al médico a menos que requiera algún medicamento controlado.
Lo anterior afecta por demás la relación médico-paciente, en el segundo caso porque ya la persona ni siquiera acude a consulta por automedicarse con algún remedio que encontró en internet, que si bien le ayuda a sus síntomas, en algunas enfermedades no es suficiente ni la solución, por lo que este padecimiento va evolucionando de manera importante hasta convertirse en un verdadero problema.
Para el caso de pacientes informados que contrastan esta información obtenida por Internet, está por demás decir que quien tiene más y mejor información es el médico, sin embargo, también el paciente puede aportar datos de gran ayuda, por lo que uno de los retos de la red será aportarles confianza y calidad en los contenidos médicos en línea.
Con tan sólo apretar algunas teclas en los buscadores o por medio de un click, cualquiera puede llegar a una de las decenas de miles de webs que se encuentran en Internet, desde las personales a las comerciales, pasando por las académicas, las vinculadas a asociaciones o las publicaciones especializadas periódicas.
Sin embargó, ¿qué es lo que debe tener una web de contenidos de salud? ¿Cómo ha de presentar dichos contenidos para que un usuario escoja dicha web como referencia en la comprensión de su enfermedad? ¿Existe algún modo de certificación de estos contenidos que, como usuario y paciente, considero interesantes y útiles?
Es por ello importante el que se pueda certificar la calidad de los contenidos y establecer un estándar ético para los contenidos médicos.
Pero además de ello, los pacientes tienen que tener en cuenta que la información médica que encuentren en Internet implican un complemento a la consulta médica, pero no son el equivalente a esta. Aunado a ello, deben verificar que las recomendaciones médicas, comerciales o de tratamientos sean apoyadas documentalmente.
Ya hemos indicado que el paciente actual cada vez es menos pasivo y puede tener en Internet una valiosa herramienta de documentación y de contraste con la información aportada por su médico.
De hecho, la red permite llegar a múltiples sitios web que informan en diferentes grados de profundidad sobre una determinada enfermedad.
De acuerdo a un informe desarrollado en EE.UU. por Pew Internet y denominado “La revolución on line en el cuidado de la salud: Cómo Internet ayuda a los norteamericanos a cuidarse mejor”
No en vano, los usuarios que padecen una enfermedad que reviste cierta gravedad están dispuestos a pagar por conseguir información que les proporcione el mejor tratamiento posible.
Todas las vías de documentación citadas hacen que el paciente de hoy esté más preparado para comprender y comunicar su dolencia. Esto hace que también sea más exigente con la información que le ha de facilitar su médico habitual.
A veces la cantidad de información consultada on line no tiene por qué llevar necesariamente al usuario a una comprensión total de la enfermedad que padece. Es fundamental que el usuario y paciente conciba que toda la información que recopile en Internet debe ser un complemento y no un sustituto de la consulta presencial con el médico.
Fuente: sanitas.es
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