La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) ataca a las neuronas motoras, encargadas de enviar mensajes, desde el cerebro y la médula espinal, hacia los músculos que movemos de forma voluntaria.
Los síntomas iníciales incluyen: tropezarse, dejar caer objetos, fatiga anormal en brazos o piernas, tartamudear, calambres musculares y tics, episodios incontrolables de risa o llanto, dificultad para levantar objetos, para caminar o para usar las manos en actividades cotidianas.
Conforme avanza la enfermedad, se pierde la fuerza y la movilización de los músculos.
Varían en cada paciente, aunque los más comunes son:
• Debilidad muscular en manos, brazos, piernas, músculos del habla, de la acción de tragar o de la respiración
• Fasciculación (tics) y calambres musculares, especialmente en manos y pies
• Discapacidad brazos y piernas
• Dificultad para pronunciar bien las palabras y para proyectar la voz
• En etapas más avanzadas puede haber falta de aliento y dificultad para respirar y tragar.
Stephen Hawking padeció esta enfermedad
La enfermedad se presenta más en hombres que en mujeres y su origen es desconocido; especialistas consideran que un factor de riesgo es de origen genético.
El diagnóstico se realiza con la historia clínica y estudios de laboratorio y gabinete.
Existen medicamentos que mejoran los síntomas y ayudan al paciente a mejorar su calidad de vida.
La terapia física, la terapia de lenguaje, el apoyo nutricional y la ayuda para respirar, son importantes para prevenir complicaciones innecesarias y facilitar la vida a los que tienen esta enfermedad.
Fuente: Secretaría de Salud de Querétaro