Uno de los episodios, quizá más sentimentales y dolorosos para los papás y sus hijos, es el momento previo antes de entrar al consultorio del pediatra; especialmente si el han tenido una experiencia previa desagradable como una inyección. Algunos de ellos suelen llorar, aferrarse al asiento del carro, tirarse al piso; sin embargo, estas conductas de miedo y frustración en los peques pueden prevenirse y aquí te daremos algunos consejos para hablar con él.
Hablar mucho o ser demasiado explícito puede asustarlos; únicamente infórmale que irán al pediatra por la mañana y reitéraselo durante el camino al consultorio.
Diles, camino al consultorio, a qué irán al pediatra pero sin mentir o adelantar el procedimiento que realizará el médico; “no prometas lo que no será”; no le digas que no le pondrán una inyección si es que sí le corresponde una y si preguntan al respecto, aliéntalos.
Muchos peques asocian ir al pediatra con el dolor de una inyección, recuerda que si niegas esta situación, en caso de que les apliquen una, tus pequeños sentirán que no pueden confiar en ti. Mejor describe lo que puede suceder y si preguntan si les dolerá, respóndeles de manera apropiada a su edad, pero no mientas.
Recuerdales que, cualquiera que sea su edad y el procedimiento que realizará el pediatra, tú estarás allí para consolarlos y tranquilizarlos.
Es frecuente que los niños teman estar solos en la sala de revisión o la mesa de exploración mientras sus padres esperan sentados o en otro lugar.
Deje que sus hijos le hablen de sus temores y ofréceles una perspectiva distinta; háblales de la importancia de acudir al médico o cómo ayudan las vacunas a no enfermarse.
Es muy importante que tus hijos sepan quién es el pediatra, qué hace y que es una de las personas autorizadas a tocarlo durante la consulta, especialmente porque los pequeños pueden malinterpretar sus movimientos, su rapidez o actitud (por la relación médico-paciente) como actos de frialdad, rechazo u hostilidad.
Una de las mejores maneras de tranquilizar a sus hijos, especialmente si van a una revisión de rutina, es explicarles la razón de visitar al pediatra; como mencionamos, hay que ser honestos, pero si es el caso, puedes platicar con ellos el procedimiento: “te hará preguntas sobre como te sientes, revisará que tu cuerpo esté creciendo sano, medirá tu talla y revisará tu peso” y por qué no, “tu podrás preguntar al pediatra lo que quieras saber sobre tu cuerpo y tu salud”.
Si llevas a tus hijos para que les diagnostiquen una enfermedad, aliéntalos explicando que el pediatra los revisará para descubrir cuál es su padecimiento y dara indicaciones sobre como curarlo.
El hecho de hablarles sobre el pediatra en términos positivos, también puede favorecer que se cree una buena relación entre ambos.
Quizá con la ayuda de un muñeco de peluche o jugando al doctor, es la mejor manera de explicar a tus hijos sobre qué esperar durante su visita al pediatra; aprender jugando.
Pueden jugar al doctor, al hospital, a ser un herido; la representación de roles es ideal para enseñar a tus peques.
Durante el juego, explícales que utilizará un abatelenguas para ver sus garganta, que por medio de un aparato observará sus ojos y oidos, que el estetoscopio sirve para escuchar su corazón y sus pulmoes, que palpará y dará golpecitos en su abdomen para sentir sus órganos internos, etcétera.
Reiteramos, es importante que le explique a sus hijos sobre el carácter íntimo de su cuerpo, pero que los médicos, el personal de enfermería y sus padres a veces deberán examinarles para saber que están bien. Asegúrales que estarás a su lado durante toda la visita.
Muchos papás suelen negociar o regatear con sus hijos las visitas al pediatra, especialmente cuando los peques se niegan rotundamente a ir; si sus hijos se niegan a ir, reconoce sus sentimientos, pero separa el sentimiento de su comportamiento. Especialmente, durante la plática, no ofrezcas idas al parque o dulces por la visita, deben de comprender que es por su salud y bienestar.
Una vez dejando claro que no es una negociación, lo que sí puedes hacer previamente con tu hijo es comentarle que luego de visitar al pediatra irán de paseo, al cine, a comprar su postre favorito; pero que salga de ti, no lo hagas parte de una negociación.
Se trata de que tus peques no entiendan los dulces o salidas como un soborno.
Muchas mamás suelen amenazar a sus hijos con llevarlos al pediatra o con ponerles una inyección si no se portan bien, no caigas en ese juego, estimula su miedo y frustración.
Básicamente, deberás seguir los mismos pasos si llevarás a tus hijos al dentista, a que les tomen una muestra sanguínea para un check-up, hacerse una radiografía o incluso si se someterán a algún procedimiento quirúrgico.
Recuerda que lo más imporante es la salud de tus hijos y qué mejor manera de ayudarlos a cuidarla que fomentarle una buena experiencia y relación con su pediatra.
Con información de PBS Parents y Kids Health